Si tiene el suficiente valor dramático, por supuesto que puedes meter un velocirraptor en la trama. Faltaría más.

lunes, 1 de junio de 2015

Relato: Narración Delegada

Hoy os traigo algo especial. Se trata de un relato que escribí durante un curso de creatividad literaria en 2º de carrera. Siempre me he sentido muy fascinado por la meta ficción y quería ver hasta dónde era capaz de llegar. Me salió esta cosa que, tiempo después intenté llevar a cortometraje con mis amigos, lo que se hizo un poco raro, porque no sé hasta qué punto es una historia muy "adaptable". Habiendo fracasado, no me rindo. Quizás algún día sea un corto que arrase en los festis, o una peli quizá. Pero de momento se queda en un curioso relato con colorines que creo que os gustará. Disfrutadlo y ya me comentaréis qué os parece. 
PD: Esto lo escribí antes de que Nolan rodase 'Inception', ¡cuidao!


NARRACIÓN DELEGADA, por Guionista Enfurecido

El joven Brian estaba sentado en un banco mientras contemplaba cómo unos pequeños chavales daban de comer pan a los patos del estanque. En su mano derecha sostenía una libreta de notas. Por más que miraba a la realidad no conseguía encontrar ideas para el guión que tenía que entregar para clase. Había decidido pasar la tarde solo, entre árboles; debía evitar que nadie lo distrajese. Entre las personas que le podían distraer estaban sus compañeros de piso y su querida novia Susana. Lo cierto es que no podía hacer otra cosa más que quedarse embobado en su compañía; para él, ella era perfecta. Tan perfecta que prffsfiodffds. Perdón, se me ha metido una mierda en la boca.

            Joooooder, tío. Eres gilipollas, eso te pasa por comer mientras narras. Vas a hacer que el tío o tía que esté leyendo esto se pregunte qué cojones está pasando. Los narradores no debemos llamar la atención, son las reglas. El lector no puede saber si tenemos vida o no, no le interesa. ¿Podemos centrarnos en Brian? Se te ha olvidado decir que está estudiando cine. Ya sabes, para los que se incorporan ahora.

            No me jodas, Mike, iba a decir eso precisamente en el momento en el que me has interrumpido.

            Pues haz bien tu puto trabajo. Voy a hacer que Brian deje de perder el tiempo en el banco y se inspire de verdad. Brian se levantó y decidió, con ánimo, volver a casa. Quizás viendo la tele o jugando a algún videojuego se le ocurriría alguna idea original para entregar al día siguiente. (Hagamos elipsis) (¡Para!) Al llegar al piso se encontró con Susana. Estaba tan radiante viendo la televisión en el salón… Fue hacia ella, por primera vez en aquel día, Brian sonreía. Se sentó junto a ella resoplando. Ella, con una sonrisa de oreja a oreja, le rodeó con los brazos.

            Eres un empalagoso narrando. Siempre estás igual.

            Pues anda que tú… siempre le metes en problemas.

            A ver, tío, tiene que haber conflicto. Si no, esto no funciona.

            No funcionará para ti.

            Tienes que darle al público lo que pide. Y pide sexo y violencia. Haz que enseñe una teta o algo. Venga.

Cállate, cojones.

-       No consigo encontrar ninguna idea mínimamente original para mi historia. Nada con gancho, nada que me motive.

Dijo Brian afligido.

-       Mira las noticias, a ver si hay algo de lo que se pueda sacar una historia. No sé, algo rollo denuncia.

Le animó su novia.

-       ¿Has oído eso?

Preguntó Brian mirando hacia arriba.

-       Eso. ¿Lo has oído?

-       No, ¿el qué?

Preguntó la chica extrañada.

-       Alguien ha dicho “preguntó la chica extrañada”. ¿No lo has oído? Ha sonado como lejano. Pero no sé, me he sentido muy extraño.



¿Qué está pasando aquí? Nos oye… ¿Quién ha escrito eso? Zor, despierta. Que el carapocha este nos ha oído.

¿Eh? ¿Qué? A mí no me mires, yo tengo vacaciones hasta mañana. Yo no he introducido ningún cambio. Dejadme en paz. ZZZZZ.

Brian seguía viendo la televisión sin inmutarse de esas voces. Ahora lo importante era buscar una idea. En la pantalla apareció el reactor de Fukushima. Brian se imaginó de pronto una historia apocalíptica. Tsunamis, terremotos, zombies radioactivos... y sólo una persona capaz de volver a traer la paz a ese mundo devastado… ¡Radioactivoman! No. demasiado friki, su profesora de guión no lo entendería, es más, seguro que le tomaba por un chiflado postmoderno sin dos dedos de frente y le pondría mala nota. La siguiente noticia iba de un atraco. Brian se lo pensó, pero la idea no le atrajo en absoluto. De atracos ya estaba todo dicho, por más que se estrujase el cerebro no le iba a salir un plan para atracar bancos más original de los que ya se habían llevado a la gran pantalla. Cuando no hay más, no hay más.

Y de pronto apareció una noticia de maltrato de género. Una pobre chica había sobrevivido al intento de asesinato de su marido, luego este se había tirado por un balcón con la intención de suicidarse sin éxito desde un tercero, quedándose despachurrado contra la acera de una transitada calle de Bilbao. Aparecieron unas imágenes de él siendo trasladado a un hospital mientras la mujer lloraba por la vida de su marido.

-       Joder, ¿cómo puede quererle habiéndole hecho todo eso?

Preguntó Brian asqueado ante la escena.

- No lo sé. Quizás su marido antes era bueno. Y cambió. Y en el fondo ella sigue idealizando al hombre que era antes. Creo que aún somos muy jóvenes para entender este tipo de cosas. Voy a hacerme un sándwich.

Susana se levantó y fue a la cocina. Brian se quedó viendo la tele con los ojos como platos. Algo corría por su cerebro, una idea. La cámara se fue acercando lentamente hacia él hasta formar un primerísimo primer plano.

¿Qué? ¿Tú eres gilipollas? Estamos narrando literatura, no un jodido guión técnico. Aquí se lee, no sé piensa en planos ni en ángulos de cámara. En serio, tío, ¿qué te has tomado?

Perdona, pero es que como el tío este siempre está con películas y tal, pues se te pega. No es culpa mía. Deberíamos haberle escogido otro oficio.

No, no podemos hacer eso. Nosotros sólo le podemos orientar, conducirle en muchas de sus decisiones, pero la última palabra siempre la tendrá él. Cambiar su forma de pensar es muy difícil. Meternos en su mente es algo que prácticamente ningún narrador ha conseguido jamás.

Deja de mirar la foto de Narratious Marlow. Nunca llegarás a su nivel. Eres un pringui.

Prfff. Qué sabrás tú. Venga, sigue narrando.

Vale… Entonces Brian tuvo una idea.

-       Susana, he tenido una gran idea.

Bua, eso ha sido súper soso, falto de inspiración y de sentimiento. Además se ha repetido “idea” dos veces.

Pues narra tú, ala. Venga, demuéstrame que sabes acabar una escena… o capítulo con clase. Vamos, listo.

¡Anda y que te narren en uve o!



Brian se encontraba en el despacho de la profesora de Guión. Mientras ella leía el cortometraje, él no podía evitar fijarse en las reacciones faciales de ella. No parpadeaba, eso era buena señal… pero entonces hizo una mueca con la boca. Algo iba mal. Brian trató de imaginarse por qué parte iría leyendo. Se empezaba a poner nervioso. Miró por la ventana, tratando de no pensar. Hacía un día soleado, entraba mucha luz por las cortinas de rejilla. En el suelo, podía ver la gigante sombra de su pierna moverse arriba y abajo a gran velocidad. Brian se quitó varias gotitas de sudor en la frente.

-       Bien.

Dijo la profesora dejando el guion sobre la mesa.

-       ¿Bien?

-       Bueno. La verdad es que no me convence. No lo termino de entender del todo. Al final… ¿quién es el que tiene doble personalidad?

Brian notó cómo la zona alrededor de la profesora parecía más oscura. Casi como si fuese de noche. Pero… era de día.

-       Pues todos.

-       Pero… eso es muy raro.

-  No… es que el punto original es que el maltratador tiene doble personalidad, es bueno y malo, pero la mujer también. Y hasta el perro se cree a veces un gato. Yo creo que podría funcionar, es como la doble cara de una misma moneda.

-       Yo, sinceramente... no. Estás jugando con un tema bastante serio, llegando a banalizarlo. Te daré otra oportunidad. Pero primero debes liberarte de todas las ataduras que te oprimen a la hora de escribir. Sin buscar giros absurdos locos. Simplemente céntrate en contar una historia simple.

-       Entonces, ¿qué cree que tengo que hacer para mejorarlo? No sé, si le doy una anticipación más clara a la anagnórisis final del personaje cree que podría…

Al escuchar la palabra “anagnórisis” la profesora retrocedió con su asiento y se bajó las gafas. Miró al pobre Brian sorprendida y algo confusa. Era profesora de guión pero no tenía ni idea de qué significaba ese término. En tal encrucijada, la profesora soltó el boli torpemente.

-       Uy, se me cayó el boli.

La profesora se agachó tras el escritorio para recogerlo y se hizo el silencio. Brian se quedó esperando unos segundos pero no pasaba nada. La profesora no aparecía. Se levantó un segundo para mirar tras él y no vio nada. La mujer había desaparecido. Y entonces todo se oscureció a su alrededor. Las paredes comenzaron a alejarse de él.

Brian apenas podía ver ya el escritorio. Se habían perdido en el horizonte, alejándose rápidamente de él. Las paredes se estiraron y contrajeron, todo desaparecía en una horrorosa oscuridad. Todo se volvió negro a su alrededor y un foco iluminó a la figura cabizbaja de Brian. Entonces llegaron dos técnicos.

-       Perdona, chaval, pero nos tenemos que llevar esa silla.

Y señaló la silla en la que Brian había estado sentado.

-       ¿Y dónde me siento?

-       Pues… en el suelo.

El técnico se llevó la silla y Brian se quedó en mitad de la oscuridad. Se agachó, se sentó y se agazapó. Se quedó allí quieto sin saber qué hacer. Empezó a sentir frío en el culo.

Odio cuando te pones tan surrealista.  



Más tarde, en su habitación, Brian se estrujaba el cerebro frente al ordenador en busca de luz. Cernía vaguedades sobre el tamiz de la lógica. Despellejaba la grasa de ogros en busca del brillo diamantino de algún hada devorada. Sabía que lo lograría, sabía que lograría hacer de ese guión un guión excelente, como diría Linda Seger. Sólo era cuestión de tiempo. Sus momentos de máxima concentración tenían lugar entre las doce y las tres de la mañana. Pero esa noche, solo una nimia cantidad de luz arrojaba algo de brillo en la estancia.

-       ¿Hay alguien ahí?

Mierda, ya te ha vuelto a oír. No sé cómo lo haces.

Susana entró por la puerta sonriente.

-       ¿Me has llamado? ¿Necesitas que te inspire?

-       No… Estoy oyendo voces. No sé, ¿me estaré volviendo loco?

Dijo Brian cabizbajo.

-       Tranquilo, Brian. No será nada, ya lo verás.

Le contestó tiernamente su novia mientras le acariciaba la cara. Brian sonrió ante los mimos.

-       Ya, eso espero. Ahora debo seguir escribiendo. Bueno, mejor dicho, empezar a escribir. Puta página en blanco… Y luego están esas voces…

-       ¿Pero a ti qué te dicen esas voces? ¿Que mates a John Lennon?

-       Pues… no sé, es como si alguien comentase todo lo que hago.

-       ¿Como un comentarista de fútbol?

Susana sonrió y se sentó junto a él en el escritorio.

-       No… es más como un narrador extradiegético. Como si de alguna forma tratase de manejarme. Bueno, a veces parece como si hubiese dos o tres. Es una cosa extrañísima.

-       Oye, pues ahí tienes una buena historia. Tú trata de narrar a esos 3 narradores y... ¡hazte con el control de tu propia historia!

-       Pues, no está nada mal – Brian sonrió y comenzó a escribir en el ordenador – Bua, creo que has conseguido inspirarme.

Alguien se ha chivado. Esto no debería estar ocurriendo. Nos ha pillado. En serio, ¿quién ha sido? ¿Quién se ha ido de la lengua?

A ver, simplemente se le ha ocurrido una idea. No creo que sea tan grave. Siempre se ha dicho que aquellos que tienen gran imaginación y comienzan a descubrirla… pueden atravesar la narrativa a través de sus sentidos. Pero vamos… que tomando las medidas apropiadas…

¿Y si se libera? No, en serio, ¿qué pasaría si logra salirse de la narración.

Nadie puede. Dejaría de existir.

Eso es algo que siempre pensé durante la carrera. ¿Y si hay más narraciones más allá de la nuestra? Es decir, ¿Y si se puede pasar de una narración a otra? O quizá… no sé, igual hay algo más allá de la narración, algo que no es narración. Donde las personas no son narradas.

-       Lo estoy oyendo todo. ¿Quiénes sois? - preguntó Brian mirando hacia el techo.

Brian se levantó de la silla y se dirigió al centro de su habitación sin dejar de mirar al techo. Susana seguía observándole sentada en su escritorio.

-       Salid de ahí. Dejad de comentar todo lo que yo hago. Debe de haber micros o cámaras por algún lado – Brian se puso a revolver su escritorio.

Mierda, mierda… Está empezando a autonarrarse. Se está liberando de nuestras ataduras. Va a liberarse.

Debemos impedirlo. Hay que cargárselo ahora mismo.

¿Cómo?

Vamos a tener que intervenir.

De pronto, dos de sus compañeros de piso abrieron la puerta de una patada. Estaban como idos, eran como zombies buscando cerebros. Entraron en la habitación y rodearon a Brian y a Susana. Los dos sacaron sendas espadas láser.

-       ¿Qué mierda está pasando? – preguntó Brian asustado mirando a Susana.

Susana le cogió de los hombros, infundiéndole ánimo.

-       Brian. Los narradores han entrado en la narración y quieren destruirte.

-       ¿Cómo sabes todo eso?

-   Porque soy tu jodida musa –Susana le miró a los ojos seriamente–. Tu búsqueda está llegando a su fin. Podrás romper los hilos que rigen tu vida. Yo te ayudaré y juntos derrocaremos a los narradores.

-       Pero tienen espadas láser… - comentó asustado.

-       De estos ya me encargo yo. Tú céntrate en escribir – dijo la chica mientras señalaba el portátil – Debes terminar la historia que has empezado.

Susana se acercó a los narradores y sacó una espada láser. Empezó a pelear con ellos por la salita mientras Brian tecleaba rápidamente palabras que se le iban ocurriendo. Estaba sudando, no sabía qué tenía que hacer, ni si todo aquello era una pesadilla, ni si se estaba volviendo loco… ¡Menudo día llevaba!, pensó.

Susana derrotó a espadazos a los dos narradores, que cayeron al suelo, malheridos. Pero entonces, el tercer narrador apareció por la puerta de la salita con una espada de color rojo. Corrió rápidamente para atacar por la espalda a Brian, que seguía escribiendo, pero la chica consiguió parar el espadazo en el último momento. Rechazó el ataque y comenzó la batalla entre ellos dos por la salita.

Brian escribía sin cesar, sin mirar a la lucha encarnizada que Susana mantenía a sus espaldas. De pronto dejó de escuchar ruidos. Se giró y vio como los dos compañeros de piso caídos la habían agarrado. El tercer compañero de piso sostenía la espada láser roja. Le miró sonriente. Se acercaba hacia él lentamente, como saboreando cada paso.

–¡Termina de escribir, Brian! – le gritó Susana mientras seguía siendo reducida por los otros dos narradores.

Brian se dio la vuelta y tecleó en el ordenador intentando terminar el último párrafo. Entonces su compañero de piso alzó la espada. Esperó un segundo y la bajó a toda velocidad hacia él.



Otra historia terminada, ¿no? Lo hemos conseguido jaja, no me quiero ni imaginar qué hubiese sucedido si ese tío hubiese escapado de la narración. ¡Sería impensable!

Habéis estado rápido tumbando a la musa jaja. Buen trabajo, chicos.

Bueno, ahora a esperar a que llegue un nuevo gilipollas al que narrar. Espero que el siguiente tenga alguna aspiración más entretenida que los guiones de este jambo.

Jajaja ya te digo. Menudos rollazos de guiones hacía. Normal, con esa musa tan débil…

Los tres narradores reían su victoria.

Jajajaja… ¡Espera! ¿Quién ha narrado eso? ¿Quién cojones nos ha narrado?

El narrador rojo puso cara de preocupación. Se levantó de la silla asustado.

Esto no me gusta…

Dijo el narrador verde temiéndose lo peor.

No será Brian, ¿no? ¿Es probable que se haya liberado?

Adivinó el narrador azul.

Por favor, no nos mates, tío. Lo de las espadas era una broma.

Lo cierto es que se me ocurre algo mejor.

Y de pronto una luz lo cegó todo alrededor de los narradores.



Brian se giró hacia Susana en la salita. Susana leía con atención la pantalla del ordenador.

-       Te está quedando súper bien.

-       ¿Verdad? Creo que ya está casi casi.

-       Hay una cosa que no me queda del todo clara. Al final ¿qué pasa con tus narradores? – preguntó Susana intrigada.

Brian dejó de mirar un momento a la pantalla del ordenador y miró sonriendo a la chica.

-       Nada. Supuse que estarían cansados de narrar y ser narrados y les liberé. Ahora son libres.

-       Y seguro que están muy contentos.

-       Bua, ahora sólo me queda encontrar un final digno para el cortometraje. ¿Se te ocurre algo, musa mía?

Ambos sonrieron, felices.



El guión, titulado “Narración Delegada” cayó sobre la mesa del despacho de la profesora de guión.  En él se podía leer también “escrito por Guionista Enfu”.
Guionista Enfu sonrió a la profesora.

-       Y bien, ¿qué le parece?

-       Tú… los canutos, ¿te los lías con papel higiénico?

-       Eh… no entiendo la pregunta.

-       Lo de las espadas láser… no lo acabo de digerir. Yo lo quitaría. 

-    Pero es el clímax. Qué digo clímax. ¡Es el ecosistemax! Representa ese proceso de hibridación absurda a la que tendemos a la hora de crear obras originales. Al final siempre estamos influenciados por nuestra propia experiencia.

-       Ya pero… no está en el guión. Ni siquiera está sugerido. Y en la parte de mi despacho… ¿por qué todo se vuelve negro?

-   Lo que intento parodiar es ese recurso formalista del cine que intenta exteriorizar el estado anímico de los personajes a través del ambiente. Pero si no le gusta lo quito.

-       Mmm…

-       Bueno, aún tengo que retocar el final…

Dijo Guionista Enfu nervioso. La profesora volvió la vista al guión realizando su característica mueca de disgusto.

-       ¿Ha escuchado eso? Parecen como voces.

La profesora retrocedió levemente con la silla mientras se bajaba las gafas.

-       Claaaaaaro.

-       ¿En serio no las ha oído?

La profesora miró sorprendida a Guionista Enfu y lanzó el bolígrafo hacia un lado falsamente.

-       Uy, se me cayó el boli.


La profesora desapareció tras el escritorio.

7 comentarios:

  1. Joder. Símplemente genial.
    Me he quedado sin palabras.
    ¡Es buenísimo!

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    Respuestas
    1. Me pareció muy interesante, loca y original la manera de redactar la historia. Una narración fuera de lo común.
      Lo que no entendí fue tu referencia a Inception antes de dejarnos este magnífico relato, si es para ubicarnos hace cuánto lo escribiste o qué.
      Más allá de eso me pareció genial la historia - ya lo dije- y creo que puede ser adaptado a un corto o un largometraje tranquilamente, tal vez en la redacción del mismo se vuelva redundante, pero me parece posible, no te rindas.

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  2. ¡Buenísimo relato!

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  3. Espero poder verlo alguna vez en pantalla. Está al nivel de Birdman, o mejor. Me imagino la propia voz del protagonista narrándolo con las diferentes personalidades. Aunque me cuesta justificar la azul, sí que lo he visto claro con sus respectivas espadas láser. Jejeje.
    Brillante. Debes ser ahora mismo el mejor guionista español. (Frustrado, claro, de ahí el nombre) ;)
    Saludos. Un guionista y director novel con b.

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  4. Genial. Simplemente genial!! Disfrutado cada párrafo.

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  5. Recién lo leo, digo recién porque el último comentario es de Enero. Me fascinó, y yo uso expresión Argentina" Morí con los rayos laser".Yo creo que se puede filmar perfectamente, no soy experta, pero a veces, es bueno , como en mi caso, ser simplemente tu lectora. Seguí publicando y compartiendo guiones, si se puede, algunos mas en español. Agradezco que compartas tantas cosas. Un gusto leerte!

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